No tengo vergüenza. Hoy he salido del despacho a las 12h35 para ir a comer con JO, MA y CU. Después he ido al aeropuerto a recoger a FA y AA, más el feto que traía esta última camuflado. A las 15h15 estaba de nuevo en el CERN. Ha sido pasar por el R2 y sentirme llamado por el mal. El mal, con camiseta roja y pantalón azul, iba ganando por 2-0 a unos señores de amarillo que pasaban por ahí. Una treintena de personas, algunos hasta con banderas y camisetas rojigualdas en una sana demostración de españolismo sin complejos, animaban al equipo rojo.
Después del partido vuelvo al despacho testimonialmente.Tomo nota que mi "subordinado", aunque a veces más parece un insubordinado, no ha vuelto a su puesto de trabajo. (La historia de mis nuevos compañeros de despacho, P y F -que se llama igual que el marido de Isabel la Católica- ya la contaré otro día).
El caso es que a los cinco minutos de llegar aparecen por la puerta P y otro colega español y empezamos a hablar del partido, del mundial, de tele 5, del Sardá, de la Rocío Jurado y finalmente de lo difícil que es compartir piso con alguien que no sea tu mujer cuando uno tiene una cierta edad.
Conclusión: yo, pecador, me acuso de escaqueísmo laboral y a dios pongo por testigo que no volverá a repetirse. Al menos por hoy.
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