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6 de junio de 2006

Marseille

Llevo un cojón de tiempo sin escribir, no sé si por desgana, así que tengo ante mí una pantalla en blanco para la que hay material en abundancia. Empezaré por lo último, por nuestro viaje a Marsella el puente de Pentecostés (3-5 de junio)
Cuando le comenté a un conocido gallego (que lleva toda su vida viviendo en Francia) que habíamos estado en Marsella, me preguntó :"¿y qué se os ha perdido a vosotros en Marsella?" Resultaba curioso el hecho de que los indígenas nos preguntaran frecuentemente por nuestro origen. Daba la impresión de que no es frecuente ver turistas, pero por las calles se encontraban grupos de italianos, de americanos y en el puerto se podían ver atracados barcos de crucero.
La ciudad hace honor a su reputación trash, y resulta curioso para el europeo medio encontrar tantos representantes norte africanos fuera de su lugar de origen. Aunque da la impresión de que más raro les resulta a ellos el ver a un europeo arrastrando la maleta por "sus" barrios mientras busca su hotel. Sobre todo cuando uno de los europeos es un walkirio de un metro noventa (AP).
Me habían comentado también que los marselleses son un poco bocazas. Nosotros les hemos encontrado más simpáticos y parlanchines que el francés medio. Por lo menos a los camareros de los bares y restaurantes. Pude observar que se comportan en general como los madrileños con el tráfico y que tienen la curiosa actitud de mirarte cuando hacen algo que saben que te puede fastidiar como aviso de que tienen toda la intención de hacerlo. Una actitud que me hacía sentirme como en casa, vaya.
El transporte público es muy eficaz. Te lleva a casi todas las partes de la ciudad y está todo muy bien indicado. Además es muy seguro. No sabemos por qué, pero el domingo cuando volvíamos de las Callanques, en el metro había unos cuantos señores de uniforme con el fusil en mano y miraban hacia la entrada como si fuera a venir alguien. Al salir del metro en el Port Vieux había varias furgonetas del CRS (los antidisturbios) controlando coches, motos y transeuntes. Posteriormente estuve consultando la prensa, a ver si decían algo de que pasaba pero no encontré nada. Los barrios cercanos al puerto viejo son barrios conflictivos pero aparte de algunas plazas de pueblo provenzal nosotros no encontramos nada raro. Sería que estaba todo el mundo de vacaciones.
En lo que respecta al excursionismo y el baño, un pequeño fracaso. El primer día cogimos un barco, pasamos al lado de la isla de If (donde estuvo encerrado el conde de Montecristo :) y llegamos a otra isla de cuyo nombre no puedo acordarme que estaba llena de bunkers destrozados, parece ser que por haber sido bombardeados en la WWII. El segundo día, fuimos a pasear por las Callanques, el problema es que tierra adentro hacía mucho calor y no se podía andar y mar adentro hacía mucho frío y no se podía bañar uno.Las calas no son maravillosas, todo hay que decirlo.
En fin, el lunes después de vagabundear por la ciudad,hacer compritas y probar (AP&RA) la famosa Bouillabaisse (algo decepcionante, quizá por culpa del restaurante) cogimos el AVE que rápido y suave nos trajo a Ginebra. Ya estábamos en Ginebra. Lo notamos, sobre todo, por el frío.

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