Páginas

13 de diciembre de 2006

El tío desaparecido

Después de mi agitado viaje a Madrid a principios de noviembre estuve una temporada sin escribir y eso que tenía un pedazo de scoop que no se lo salta un gitano.
Todo empieza hace tres o cuatro meses cuando muere mi tía M. Mi tía era la última hermana viva de mi abuela P., que nos va a sobrevivir a todos.
Cuando yo estaba en octavo de EGB, hice un trabajo para el colegio sobre la guerra civil. Por aquel tiempo, hace ya veinte años, vivían todavía mi abuelo H. y mi otra abuela, J., y grabé en una cinta lo que me contaron sobre sus vivencias en aquellos años: mi abuelo en el ejército que quedó segundo, mi abuela J. con todos sus hijos y sin noticias de su marido en un pueblo de Lérida y mi abuela P. en Madrid, viéndolas caer y viendo desaparecer vecinos por unas causas u otras. Mi abuela vivía en una casa con sus numerosos hermanos y hermanas. A las hermanas las llegué a conocer. Un hermano murió al final de la guerra, en accidente de tráfico cuando volvía a casa. Otro creo que murió de tuberculosis o algo similar, también durante la guerra. Otro hermano se casó, tuvo dos hijos y luego murió de muerte natural. Yo creo que no le llegué a conocer y si le he visto, no me acuerdo.
Volviendo a mi tía M., resulta que murió sin dejar testamento y, al no tener hijos, la herencia debía repartirse entre sus hermanos o los herederos de estos, ya que su loro no cuenta. Héteme aquí que aparece en esta historia el tío E., del que yo ignoraba por completo su existencia. A este hermano de mi abuela le echaron de casa poco después de acabar la guerra. Por aquella época debía tener unos quince años y, según mi abuela, que se niega a elaborar más, hacía perrerías. Veinte años después mi madre va andando por la calle cuando un señor le dice que es su tío. Mi madre no le cree y continúa andando sin detenerse. El señor ha venido a Madrid al bautizo de algún primo de mi madre y dice que trabaja en un circo. Enseña también unas fotos de una señora y un niño. Después de esta visita desaparece y no se vuelve a saber de él. No tiene DNI, no está fichado, no tiene propiedades y ,de estar vivo, debe tener unos ochenta y tantos años. Pero hay que probar su fallecimiento para desbloquear el tema de la herencia, no tanto por el dinero como por resolver el asunto cuanto antes.
En fin, mi tía M, que en paz descanse, nos ha dejado de recuerdo este curioso enigma.
¿Dónde estará este tío?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Investoriador.
Lo de las cintas en EGB es fenomenal. Confirmado Magister.

Casos como el de tu tio-abuelo deben ser más frecuentes de lo que parece, sobre todo a raiz de la Guerra Civil y con mayor incidencia entre los que, como tu dices, quedaron segundos.
Acabada la GC Mi abuelo pasó un tiempo en un campo de prisioneros del que se escapó haciéndose pasar por gitano. Alguna vez, cuando le pidieron los papeles, contestó si "los gitanos no tenemos papeles".
Para chinchar a mi madre le decía que no era hija suya y que había sido encontrada en un poblado. Mi abuelo conservó amigos gitanos e incluso hablaba su idioma. Con lo que mi madre tuvo motivos para creerle el juego hasta que creció.

Algunas veces se puede leer en los periódicos anuncios del tipo "A día de hoy y habiendo transcurrido x años [no se si suelen son 80] desde la última vez que sus familiares y conocidos tuvieron noticias de Fulano en la ciudad de Tal en las cicurcunstancias Patatín, se procede por orden judicial a declarar el óbito de El Fulano. En Tal a día de Patatán.
Para cualquier referencia a este anuncio los interasados pueden dirigirse al juzgado de Tal y Cual.