
Ha costado venderlo un poco, supongo que por la crisis, ya que si la gente no se compra coches nuevos, mucho menos se los va a comprar de segunda mano. Y encima este coche se estaba ya volviendo carito de mantener y ahora que soy pobre (relativamente) no me apetecía seguir dejándome miles de euros en amortiguadores, filtros, motores de arranque, discos de embrague, correas de distribución y demás artefactos electromecánicos que hacen posible el milagro del automovilismo. Sobre todo si te puedes dejar esos miles de euros en cañitas, croquetitas, miguitas, patatitas bravas, calamarcitos y demás delicias de la gastronomía nacional.
En fin, mi fiel Marea, jamás olvidaré el viaje aquel en cuarta a Torino porque se te había jodido el embrague ni tu noble comportamiento en todo tipo de rutas de montaña, nevadas o sin nevar. Espero que seas feliz con tu nuevo dueño y que hagas muchos más kilómetros por las hermosas carreteras del pays de Gex o de la Haute Savoie. Hasta siempre.
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