En los dos últimos años he corrido cuatro carreras de 10 kilómetros, dos en BCN, una en Alcorcón y otra en Mad. Cada carrera la he corrido más despacio que la anterior. Soy una fiera del asfalto.
Me despierto un minuto antes de que suene la alarma. Voy al baño, me quito las legañas, me visto y me tomo un plátano y un aquarius. El día anterior he estado en la Pedriza, más de diez horas andando, y cuando me acuesto no me veo madrugando al día siguiente para ir a correr por las calles de Mad. Pero madrugo y salgo de casa con las llaves y el abono transporte nada más. Llego al palacio de los deportes, cojo el chip y me siento en Goya, a echar una cabezadita mientras atletas más metódicos calientan por la calle. Cuando quedan cinco minutos para la salida, me levanto y me preparo psicológicamente: acabar un 10k es fácil, sólo tienes que estar una hora correteando y ya está. Se da la salida y la masa sale y tuerce por Alcalá, llegamos hasta la puerta de idem y bajamos hasta Cibeles. Voy chequeando los tiempos y de momento voy en mi línea. Desde Cibeles subimos por el lateral de la Castellana, pasamos al lado de la ETSII y un poco más allá llegamos al km 5. El chaval del puesto de avituallamiento está desbordao y una nube de corredores se arremolina en torno a la mesa pidiendo su vaso de agua. Después de un rato de estar parao consigo el vaso y sigo corriendo, pero no consigo beber porque se me cae todo por las comisuras de los labios. Me paro y bebo. En seguida llegó a la esquina del Bernabéu. Una señora pasa protestando porque la han obligado a aparcar muy lejos y llega tarde a atender a un anciano, nadie la había avisado. Malditos corredores. Pasado el Bernabéu hay un cuestón que la gente sube como puede. Al principio de la cuesta adelanto a un enano que lleva muy buen ritmo pero tiene el paso corto, claro. El sol nos da de frente y llegamos al final de la cuesta. Tuerzo por Pepe de Vergara y ahí está mi señora madre animando a los corredores. Emocionado por su presencia, le doy dos besos y las llaves de casa. Sigo corriendo, ahora cuesta abajo, decidido a recuperar el tiempo perdido entre el avituallamiento y la cuesta arriba. Intento buscar una liebre pero o van muy rápido o muy despacio así que sigo a mi bola. Al final de Pepe de Vergara veo a dos corredores tirados en el suelo mientras les atiende el Samur. Bajo el pistón tras esta escena y subo la última cuesta hasta meta tranquilamente. A diferencia de la cursa bombers, aquí está todo muy bien organizado, dejo el chip rápidamente, me dan agua y powerade y me voy dando un paseo al metro.
2 comentarios:
Así me gusta, que te vayas poniendo en forma para la nueva temporada de baloncesto.
ay, por favor, qué madre más maja que tienes!!!! ole ahí!!!
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