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24 de junio de 2010

39°C a las 19h00

Jornada de verano con el pepino en la mano. Algo así o parecido era el título de una película X de las clásicas. Esto, en realidad, no viene a cuento salvo por el detalle de que es verano y de que el pepino es uno de los ingredientes del gazpacho, típico plato veraniego. Pero, disgresiones aparte, la jornada de verano permite a los trabajadores del centro en el que trabajo salir sobre las 3 de la tarde, así que sobre esa hora estoy ya saliendo, cogiendo el bus y yendo al Chinatown de la calle Gaztambide, que es un chino convencional pero con un menú a 6€20 de mucha cantidad. A las cuatro menos diez aparezco en la plaza de los cubos, porque no hay nada mejor que pasar la tarde de un día achicharrante de verano dentro de un cine fresquito. El criterio en este caso es que la película sea lo más larga posible y la elegida cumple con los requisitos y hasta se deja ver. Salgo del cine, bajo a Plaza de España y remonto Gran Vía por la acera de la sombra. Son las seis y cuarto de la tarde y hace calor, así que empiezo a sudar. Después de un rato llego a Fuencarral y me paro en el Horno de San Onofre para comprar unos hojaldritos y unos pastelitos para los nenes del GAII, ya que hoy se clausura oficialmente la temporada. No salen baratos los pastelitos, pero más me habría gastado en un gimnasio y he de reconocer que los nenes me tratan muy bien. Me cambio a Hortaleza, llego a Alonso Martínez, subo por Almagro, atravieso a un grupo de nenes encorbatados que salen de PWC.Son las 19h00 y el termómetro de una parada de bus marca 39°. Cojo Miguel Ángel y ya estoy en la ETSII. Los pocos que estamos al principio damos buena cuenta de los pasteles y hojaldres, así que cuando llegan los demás, sólo quedan patatas de bolsa. Aprovechamos para echar unos cuantos hijoputas (juego semibaloncestístico que se ha hecho muy popular como calentamiento exhaustivo) y nos ponemos luego a ver fotos y videos de la compe de bloque que se organizó hace unas semanas. Al final, P se ha currado unos premios y a mí me toca el premio Míster, por llevar los entrenamientos. En realidad, me han entrenado a mí, pero no lo saben. Me despido de la concurrencia, pillo el 27, luego el 60 y llego a casa cuando el cielo está a punto de desplomarse sobre nuestras cabezas. Y luego, cuando ya estoy a cubierto, se desploma.


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