
Llegan B y M a Mad, donde la pasión por la roja se ha desatado hasta límites insospechados. Ni paro, ni crisis, ni reforma laboral, ni recortes, ni nada... la selección sume al pueblo en un estado de extasis, extanó y todo el mundo sale a la calle con sus camisetas de E-ppaña y sus banderas a modo de pareo o capa de superhéroe. Olé.

Mis dos amigos, venidos de esas tierras del noreste peninsular de cuyo nombre no puedo acordarme, se sorprenden del furor desatado por el fútbol. Yo también. Quedan cuarenta minutos y sigue el empate a cero en el marcador. Esta noche será difícil dormir entre el calor y el barullo de la fiesta en caso de victoria. En caso de derrota no sé qué pasará, no sé donde acabarán los millones de banderas, camisetas y trompetillas compradas para la ocasión. En todo caso, y gracias a la sugerencia de B, tengo lectura para rato si no se puede dormir.
2 comentarios:
una novela larga, dolorosa, hay momentos muy amargos, pero me gustó mucho.yo
una novela larga, dolorosa, hay momentos muy amargos, pero me gustó mucho.
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