Cuando me mudé a Santo Tetuán, empecé a bajar al curro en el F, pero este autobús sólo funciona durante el curso académico. Llegó el verano, así que tras estudiar mis opciones (entre las que no estaba la actual, ir a pata), cruzaba a la otra acera de Bravo Murillo, esperaba al 64 y me apeaba en Francos Rodríguez con Antonio Machado y desde allí bajaba andando por la Dehesa de la Villa hasta el prestigioso centro de investigación donde trabajo.
Caminar por la Dehesa a primera hora de la mañana en verano es un gustazo. Aparte del ocasional ruido de las fragonetas de los jardineros, se está fresquito y se ve mucho animal. No hay elefantes, claro, y los mamíferos sólo están representados por algún gato asilvestrado y las ardillas que trajeron cuando cerraron la carretera de la dehesa al tráfico. Pero pájaros hay a montones. No es que me haya convertido en un ornitólogo experto pero me divierto y entretengo cuando aprendo a reconocer una especie nueva. Cierto es que cuanto más grande, mejor se ve el pájaro (je,je) pero en fin. Los sospechosos más habituales no dejan de ser el passer domesticus, la columba palumbus (aunque podría liarme con la columba oenas o la livia, tendré que mirarles el obispillo), la pica pica y la laboriosa y escandalosa myiopsitta monachus, que se ha adaptado perfectamente a nuestros parques y jardines ( y a la que se ha declarado especie invasora en vez de cortar las manos a los capullos que, primero las compran y, cuando se cansan, las sueltan )
También se veía mucho bicho negro, más grande que el passer domesticus pero menos que la columba, pero esto ya sabía yo que era un turdus merula. Lo que no sabía yo es que la turda eran esos bichos marrones que solían estar al lado de los negros, ya que la especie exhibe un marcado dimorfismo sesuarl. Esto me hizo buscar información en la gües y encontré este tesoro, obra de un maestro de primaria de Zaragoza, que me permitió identificar un pequeño pajarito blanquinegro que se veía de vez en cuando correteando por aceras y céspedes, la motacilla alba, y a uno más grande y llamativo, pero más tímido, que respondía al nombre de picus viridis, y al que se podía ver de cuando en cuando en sitios de poco tránsito pero que cantar, cantaba.
Y así estoy, con la cabeza llena de pájaros.
4 comentarios:
y cada día más sabio
besos p.
¡Muchas gracias por esta entrada! Me encanta :)
Este no es mi edu, que me lo han cambiao...
Se te han olvidado los ave llanos y los abe dules...
Besos
Pelucas
ahhh, ahora entiendo yo lo de los pájaros.
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