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28 de enero de 2013

El día que conocí a ...

Era domingo e iba yo con C por la calle, a pesar del viento, del frío y de la lluvia, a comprar pastas en una pastelería cerca de la plaza de Chamberí. Entramos en la pastelería y, mientras C seleccionaba las pastitas, yo vi un ABC encima de la barra, en cuya portada se podía ver a la alcadesa de Mad declarando que se disculpaba si alguien se había sentido ofendido porque ella se fuera de fin de semana en plena crisis del Mad Arena pero que no pensaba dimitir. No me puedo resistir a la prensa escrita, así que me puse a hojear el diario. En ese momento, alguien me preguntó si podía coger el País que estaba debajo del ABC. Casi sin mirar respondí que sí, claro y sólo al final giré un poco la cabeza para ver quién era. Cuál sería mi sorpresa al encontrarme con el perfil de Emma Suárez, que, hace unos años, destacaba en mi panteón de actrices favoritas. Sin llegar a la altura de Halle Berry o Uma Thurman ni al de la diosa suprema actual, Marion Cotillard, pero como producto interior bruto, de lo mejor.

Se lo comenté a C, que se había fijado también en ella, sobre todo por el abrigo rojo intenso que llevaba. Me invitó a quedarme con la actriz, si así lo quería yo, pero yo no quería: el lugar de las actrices está en las pantallas o en los panteones y allí están bien, lejos del alcance de los mortales. Salimos de la pastelería y fuimos a comernos las pastas.

1 comentario:

La terapia dijo...

Ooh la la!!! :D
¿Y qué tal la Suárez in person? ¿Pudo usted comerse las pastas tranquilo? :)