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18 de noviembre de 2013

Gijón

Llevábamos un tiempo sin ir de festivales así que engañamos a P y L para que abandonaran a sus hijos temporalmente y se vinieran a Gijón. La verdad es que no costó mucho convencerlos. A P le gusta mucho el cine así que no desperdició ocasión de arrimarse a Vicente Aranda, que está muy mayor pero que estaba en nuestro mismo hotel y nos lo encontrábamos por acá y por allá.

El otro que estaba por acá y por allá era el ínclito Jorge Sanz. También se alojaba en nuestro hotel pero aparte de todo eso nos lo encontramos por toda la ciudad. Lamentablemente, en la única ocasión en que se sentó a nuestro lado en el vestíbulo del hotel tuvimos un diálogo de besugos no sabemos si por falta de lucidez suya o por nuestra poca inteligencia.

La principal ventaja de Gijón sobre San Sebastián es que el hotel en el que se aloja todo el mundo es mucho más asequible. Y aunque es cierto que no te encuentras a grandes actores de Hollywood, puedes compartir desayuno con Carmelo Gómez y subir en el ascensor con Aida Folch, aparte de los inevitables encuentros con Jorge Sanz. También debía de andar por allí Victoria Abril, pero sólo la vimos de refilón el primer día gracias a la peluca naranja que se puso para la ceremonia de inauguración.


En el aspecto cinematográfico, vemos Los Don Jons de un tal Jiri Menzel, al que P ya conocía, sobre un director de ópera follingo que está montando un Don Giovanni con un veterano cantante también follingo. Simpática. La siguiente película es una japonesa llamada Soshite chichi ni naru sobre el apasionante mundo de la paternidad. A mí se me hizo un poco larga pero a C le gustó, por ejemplo. El momento truño llegó a las 0h45 de la madrugada del sábado. P y yo fuimos abandonados en lo que se llamaba la noche innombrable. El director del festival había seleccionado un corto y una peli con los que pretendía reunir arte y diversión. El arte no sé por donde andaba y la diversión, francamente, debía ser para un público exquisito del que no formamos parte. Si a alguien le interesa, aquí tiene la escena en la que a Matthew McConaughey le chupan el muslo de pollo.

En fin, a pesar del frío y de la lluvia y de la ingesta de cantidades desmesuradas de comida, nos vamos contentos de Gijón.

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