Desde que terminé con el pseudo 365 ( sin los ricarditos que sugiere el señor de Minga ) han pasado varias cosas:
Cosa número 1: me he dado cuenta de que he rebasado la barrera de los quinientos posts. Post vale, dirán algunos. Y nueve años. Sic transit gloria mundi.
Cosa número 2: si el año pasado fueron las rapaces este año le ha tocado el turno a las aves acuáticas. En la provincia de Mad ahora mismo el ave acuática más común es el chroicocephalus ridibundus pero el que sale en la foto es un phalacrocorax carbo a contraluz, que queda más artístico. Es muy interesante el tema de las aves acuáticas aunque a finales del invierno muchas se están largando ya a sitios con más agua. De propina pudimos contemplar los vuelos de cortejo de dos aguiluchos laguneros, que, aunque no es un ave acuática propiamente dicha, vive por la zona. La moraleja: no llevéis preadolescentes a actividades en las que salgan pollas de agua o zarapitos.
Cosa número 3: aprovechando la visita de la ínclita señora C a Mad, aprovecho para pasarme por el microteatro por dinero. Estás de pie en una sala muy pequeña al lado de los actores durante quince minutos, sudando como un pollo e intentando que no te suenen las tripas. El primer día me lo paso muy bien con las dos obras que veo pero a la semana repito y salgo bastante decepcionado con una obra en la que una mujer que se parece a la cantante de Presuntos Implicados habla consigo misma (en realidad, con una grabación de sí misma). El público se queda tan frío que al final tiene que invitarnos prácticamente a aplaudir. En fin, mala suerte un día y buena suerte otro.
Cosa número 4: Imagínese que hace usted un máster para estimular su intelecto y el máster en cuestión es organizado por un departamento de una prestigiosa universidad a distancia en el que figuran un padre, una madre y sus dos hijos. Imagínese que un profesor de ese departamento le sugiere que piratee un programa. Imagínese que el máster cuesta un par de miles de euros e imagínese que piensa que nada ha mejorado desde que usted dejó aquella prestigiosa escuela en la que estudió. Pues no se lo imagine.
Cosa número cinco: de paseo por las calles de Mad, paso por delante de esta histórica tienda. Hago la foto y me pregunto por qué. Pregunta que quedará sin respuesta ya que no me atreveré jamás a hacerla.
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