Páginas

16 de marzo de 2015

10 years after

Mucho PLC, mucho cable, mucho acelerador, mucha caca... A mí lo que me gusta son otras cosas. El queso, por ejemplo. O el monte, pongamos por caso. O irme de safari. Y, porqué no, escribir de vez en cuando en blogs de mala muerte.
Así que aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, y que me encuentro brevemente en el sur, me voy de paseo por los campos y marismas locales y veo lo que sigue.

Ya han llegado las oscuras hirundo rustica a nuestro balcón los nidos a colgar. Aprovechan también para revolotear cerca del suelo a ver qué hay de comer. Me encuentro una bandada de diez o doce a las que parece no molestar un hombre con un pepino. Así que mientras vuelan a mi alrededor, una queda inmortalizada.

Sabía que existían pero nunca había visto uno. El nombre común en castellano es impresionante: zarapito. Ahora me queda la duda de si es real o trinador. Ni idea. Evidentemente, en los parques y jardines de Mad no se ven muchos. Pero en las marismas de Isla Cristina, por lo menos vi a este, que tuvo encima la educación de quedarse quieto un rato.

Las egretta garzetta son más comunes, por lo menos allí, y esta sale pitando en cuanto me percibe, y eso que ese día me había duchado. Es grande, así que el despegue no es especialmente vertiginoso y me da tiempo a inmortalizarla y, de paso, a verle las plumas de la cabeza de las que todas las guías hablan pero que yo no había visto nunca.


Y ya para terminar, un simpático arenaria interpres en plumaje no nupcial. Yo había visto unos congéneres suyos en Gijón, hace un tiempo, y no pensaba que llegaran tan al sur. Pero parece que cuando migran se van a donde les peta, ningún rincón del mundo les parece demasiado lejano.


Y hasta aquí las fotos. Hay que aprovechar la temporada, porque luego cuando viene la calor hay menos variedad y muchos más turistas. Los placeres solitarios es lo que tienen.

No hay comentarios: