Todo pasa y todo llega, pero lo nuestro es pasar... Con estas sabias palabras en mente, el martes pasado anuncié a mis colegas de trabajo y a mon chef que me piraba. Mis colegas se alegraron por mí y me regalaron un libro de esquí de randonnée y mi jefe me miró como se mira a los traidores que te apuñalan, a los novios que te dejan, con una mezcla de incredulidad y desilusión... como si el mundo se le cayera encima. El jueves fuimos a comer y no estuvo mal, JK asumió el papel de dicharachero por lo que no tuvimos que poner sobre la mesa ningún asunto turbio.
El viernes trabajaba sólo por la mañana. Me despedí de los compañeros que encontré por los pasillos y me piré al mediodía.Mi jefe no estaba. Espero que lo supere. Sobre todo cuando empiecen a pirarse el resto de mis colegas, que al ritmo que va la cosa no tardará en pasar.
En Abril vuelvo al curro con el nuevo grupo. Hasta entonces, pues.
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