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27 de febrero de 2006

Broken Ski Mountain

El sábado, antes de ir a rescatar a Ella, salgo de randonnée. A las 8h30 empezamos a subir por un caminito hasta un collado. A la izquierda una ladera a sus buenos 35° nos espera con la nieve más dura que un canto. Empiezo a subir con la angustia típica de estos casos, ya que sería difícil frenarse en caso de caída. A mitad de ladera, aprovechando una repisilla, metemos las cuchillas y continuamos en travesía ascendente. Llega el momento de la conversión, una señora del grupo que subía como una moto, pierde el equilibrio en mitad de la conversión y comienza a resbalar ladera abajo. Tras un par de segundos, mete los esquís en paralelo por debajo suyo, se frena con los bastones y se detiene unos treinta metros debajo nuestro. Qué mal cuerpo. Acelerado por el terror, prosigo la subida sin detenerme hasta que la ladera pierde inclinación y nos encontramos al pie de la última pala. Llegamos a la cumbre. Un viento frío trae nubes del sur y despeja la niebla que se había instalado a nuestros pies.
Comenzamos la bajada sin mayor problema. Esquío bien pero mis trazas siguen sin tener la regularidad perfecta de los que saben. En un momento, atravesamos horizontalmente para descender directamente sobre la pista. Un pequeño riachuelo cubierto de nieve. Intento atravesarlo y los esquís se empotran contra algo duro y suena crack. Como a mí no me duele nada, saco los esquís y veo que mi esquí derecho se ha roto. El chef de course saca unos panduits y cinta e intentamos rigidizar la tabla pero no hay manera. Me quito los esquís y me tiro cuesta abajo a pie. A partir de ahí, voy por la pista trotando y consigo llegar con ellos a los coches. Ahora, a ver que tablas me pillo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Comentario desde el flying pig d amsterdammmmmm.... aaaarrrhhhh... el mix y el jero tajaos... sentimos no poder hacer ningun comentario.
sin comentarios.