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2 de septiembre de 2008

T se casó

Y por todo lo alto, en la calle Alcalá, iglesia de San José, con organista, cantante, cura y con todas las bendiciones del poder divino, que diría Jerjes.






El cura pronuncia un sermón excelente entre referencias al humor de mil demonios de San Pedro, la necesidad de dar amor sin que te lo pidan (?) y la complementariedad del hombre y la mujer a la hora de contraer matrimonio. Todo esto a dos pasos de Chueca, barrio de todos conocido por la búsqueda de nuevas formas de complementariedad. Pero el tono alegre del sermón nos eleva el espíritu y la gran actuación del primer espada, al declararle con firmeza a su futura esposa que no la abandonará bajo ninguna circunstancia, nos regocija y congratula. La ceremonia me permite a su vez reencontrarme con D el Coletilla, al que hacía siglos que no veía y que ya me tiene fichado en el caralibro.

Abandonamos la iglesia en dirección al Casino de Madrid, marco lujoso e incomparable donde se celebrará el banquete. Comenzamos al pie de la escalera comiéndonos los entrantes entre los que solo se echan en falta las tradicionales croquetas, que se ven sustituidas por combinaciones castizo-orientales, y en los que se ve la influencia de Ferrán Adriá, mentor del cocinero del casino. También se ve la influencia del susodicho personaje en que no salimos reventados de la cena, al menos los varones, ya que las señoras de todos es sabido que comen menos. En la mesa están los dos Q, el alto (y señora) y el bajo, el señor castor, D el coletilla y señora y las tres primas casaderas del T, a las que honramos y respetamos como la ocasión se merece.

Acabado el banquete, nos vamos a la pista de baile con barra libre incorporada que está en el subsuelo. La pinchadiscos se da cuenta de la edad media de los asistentes y nos somete a una sesión brutal de Mecano, Alaska, las cien gaviotas y los blues brothers. Para acabar, una de Europe y Bon Jovi que tumba en la lona a los que aún quedaban en pie. Sidecar for ever.

En fin, los recién casados se van a dar la vuelta al mundo y los demás nos cogemos un taxi para volver a casa. Que sean felices y coman perdices. Y ustedes que lo vean.


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