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3 de mayo de 2009

Documentamadrid

En fin, la epidemia de gafapastismo que asola Europa me lleva a Documentamadrid, donde por el precio de dieciséis veinticincoavos de lo que cuesta una entrada normal se puede ver una sesión de documentales.

Empieza la cosa con un truñete llamado campo de amapolas que, gracias a Dios, es breve. Sigue con otro truñete breve, speech, y a continuación llega otro docu filme algo más largo sobre un sargento de la Navy. El hombre sufre y llora, no se sabe bien por qué ya que cualquier parecido entre la sinopsis y la realidad es pura coincidencia. El drama humano del sargento me pone al borde del k.o. pero a continuación un documental sobre el apasionante mundo del arte moderno me revive y, aparte de culturetizarme, me hace reir un rato y, más asombroso aún, hace que no mire el reloj en una hora. Tamaño milagro merece compartirse con los lectores, empápense de Cindy Sherman y del documental que el capullo (pero gracioso) de su ex-novio dedica al arte moderno (participación en fotos colectivas de Spencer Tunick incluídas),a su ex-novia y al efecto que provoca en el frágil ego masculino tener una novia superfamosa y talentosa.

Ya puestos, resulta que la Cindy Sherman es una especie de Picasso moderno que se dedica a fotografiarse a sí misma disfrazada recreando el imaginario femenino del cine, de la pintura o de lo que sea. Lo que se aprende yendo al cine.

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