
Mi abuela sigue a lo suyo y llega ya a los 96. La cosa no va muy allá y además el calor sahariano que hace no ayuda al organismo para nada, y menos a un organismo con tantos años. Llega un momento en la vida de un organismo en el que se empiezan a olvidar cosas aunque se recuerde lo básico para seguir existiendo. Habrá quien diga que existir no merece la pena según cómo, pero esas decisiones mejor dejárselas al organismo interesado. Y que cumpla muchos más.
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