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25 de enero de 2010

Niuris

IJJ recibe como regalo de reyes un Risk que viene con un sistema de juego modernizado y mejorao e invita a unos cuantos elegidos a probar las ventajas del susodicho sistema. Así que se sientan a la mesa el anfitrión, la anfitriona, el señor C, el señor alto y el que subscribe. Nada más abrir el tablero, IJJ, también conocido como el Napoleón de 3C, pone en marcha la guerra psicológica y consigue desestabilizar a todos sus rivales menos al señor alto, que se guarece en África y con el que llega a acuerdos puntuales para imponer su ley en el mundo. Pero la guerra psicológica continúa, basada en continuas emisiones de ruido electromagnético y referencias a las limitaciones mentales de los estrategas rivales.

Después de casi cinco horas de intenso batallar, el Napoleón de 3C comete al fin un error. Sube por Asia y concentra el grueso de sus fuerzas en Kanchatka para intentar someter mi capital y la de Japón, que está en mis manos. Eso le permitiría ganar un objetivo. Mientras tanto, da instrucciones a V para que refuerce su posición en la frontera con América Central: pretende evitar que mis tropas desciendan por el cono Sur hasta Argentina. Pero, cegado por su megalomanía, no ha visto que su movimiento ha debilitado sus posiciones defensivas en las fronteras de su continente original, del que nunca debió salir. Así que mis tropas salen de Japón, arrasan China, destrozan la guarnición del Sudeste Asiático y las escasas fuerzas que restan en Oceanía no pueden resistir mi avance arrollador y la capital se rinde. Objetivo y partida para el nene.

Napo se resiste a reconocer su derrota y nos acusa a todos de tontos, conservadores y/o suicidas mientras es conducido a su destierro en la isla de Elba.

1 comentario:

quiquelalto dijo...

están locos estos romanos