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19 de abril de 2010

La cursa bombers y el caos aeronaútico

Acudimos a Chez M para, entre otras cosas, correr la cursa bombers y, para que no todo sea ejercici, ponernos ciegos a comer y olvidar la traumática experiencia del Pedro Mari del año pasado.

Casi lo conseguimos salvo por el pequeño borrón del restaurante del sábado noche y sus pulpitos en salsa. Además, voy con la DM a visitar a P y L a Casteldefells. L no ha perdido mano en la cocina y me como todo lo que me ponen sin rechistar, hasta las almejas. Sus nenes están muy bien, muy majos y simpáticos, aunque el mayor es del Barça, qué se le va a hacer.

El domingo por la mañana salimos de chez M y vamos trotando por las callejuelas del centro de BCN hasta la cafetería donde desayunamos. Durante la carrera me siento un poco pesado, quizá porque hemos comido como alimañas hambrientas desde el viernes por la noche. Así que a partir del dos y medio voy pisando huevos hasta que llego a Vía Laietana y, aprovechando que es cuesta abajo, acelero un poco para llegar a la meta como si estuviera bien. Cruzo la meta y me da un bajonazo, así que salgo del follón. Un poco más abajo veo a J, M, B y a MB. Saludo y voy a devolver el chip. Me dan una cutre bolsa con un powerade, una botella de agua, dos chocolatinas extrafinas y una bolsa de frutos secos. Recuperamos a M y a la DM y, después de ducharnos, nos vamos a comer ensaladas en plan sanote al Fres Co.

Durante la comida, nos enteramos de que el aeropuerto de BCN está cerrado por culpa del volcán islandés. Empieza un frenesí de llamadas y al final salimos a buscarnos la vida por ahí. Unos cuantos acaban en la estación de autobuses donde una legión de guiris buscan volver a sus países. En Sants también hay cachondeíto. Además los cheminots font grève , con lo cual los trenes se paran en la frontera. Allí nos encontramos a G, que está decidido a colarse en un tren que va a Zurich para escapar de BCN.

Al final, unos cuantos encuentran coche para ir a GVA, donde llegan a las tantas de la mañana. Otros, más reflexivos, deciden quedarse a teletrabajar en BCN y los madrileños cambian el avión por el AVE y vuelven a Madrid más ligeros de bolsillo.
Y todo esto por un volcán.

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