El lunes, día tonto entre un finde y dos días de festejo, quedo a comer con C en el kiosco de la Paloma. Se ha ido nublando por la mañana y aprovecho para salir del prestigioso centro de investigación donde trabajo en una pausa entre lluvias. Tras comer y despedirme, bajo de nuevo por la dehesa. La lluvia ha hecho desaparecer a los humanos y la pradera bulle con la actividad de las ardillas mientras varias aves se afanan buscando gusanos en el cesped. Dos picus viridis están en medio del camino pero salen volando al árbol más cercano en cuanto me ven. Un montón de columbas, livias unas, palumbus otras están en la pradera del principio del camino cuando veo algo raro en una pareja de ellas. Ojos negros, color gris uniforme sin bandas en las alas, manchas verdes en el cuello. Sí, creo que he identificado por vez primera dos ejemplares de columba oenas . No quepo en mí de gozo, la trilogía columberil se ha resuelto.
Continúo bajando y al llegar a la antigua carretera, que bordea la tapia del prestigioso etc..., me sorprendo al ver revolotear un montón de pajarillos de los que normalmente permanecen ocultos entre las ramas de los árboles. Tres tipos, tres de pájaros se manifiestan ante mí aunque mis escasos conocimientos sólo me permiten identificar a uno de ellos, un carduelis carduelis, que no se me escapa por su característica cara roja. Los otros dos tipos, ni flores, francamente, aunque uno de ellos destaca por la amplia gama cromática de su plumaje (chúpate ésa,estimado lector) Animado por lo fructífero de mi caminata, cuando salgo del curro repito el paseo en sentido inverso, pero ha salido el sol y los pajaritos se han ido, por aquí o por allí.
1 comentario:
Desde cuándo te gustan los pajaritos?
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