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Renacuajos en la laguna de los Pájaros |
Después de las lagunas de la semana pasada, le toca el turno esta vez a otras lagunas, más pequeñitas y más cercanas a Mad. Así que acompañado de mi ex-vecina, llegamos a Cotos en autobús y, tras un café y dos trozos de tarta a compartir, empezamos a caminar en dirección de la laguna grande de Peñalara y, sin llegar a ella, nos desviamos a la derecha y vamos recorriendo laguna tras laguna bajo las paredes de Peñalara y el risco de los Claveles. Al llegar a la última laguna, la de los Pájaros, seguimos bajando entre piornos hasta el collado del camino de los neveros. Antes de llegar al collado nos encontramos un rebaño de
bos taurus en medio del camino que se apartan a nuestro paso y luego deciden acompañarnos un rato en la bajada. En el collado comemos y descansamos un rato. En el cartel de madera del collado, marcan dos horas hasta la Granja, pero las indicaciones de los caminos en el lado de Segovia suelen ser escasas e imprecisas. O eso, o los mapas están hechos de aquella manera. A pesar de todo, el camino se sigue bien y al poco tiempo de empezar la bajada nos metemos en el pinar y ya sólo saldremos al solazo cuando estemos en el esquinazo de la tapia. Aún queda un rato hasta la parada de autobús y otro hasta que salga, así que aprovechamos la espera para tomarnos un par de cervezas. Llegamos a Segovia con tiempo para coger el autobús de las 18h30, pero con la excusa de que está lleno nos hacen esperar hasta las 19h00. Los empleados de la Sepulvedana se distinguen por su amabilidad y por la exactitud de las informaciones que proporcionan a los viajeros. Pero, en fin, que volver volvemos a la canícula después de un día en la alta sierra.
Nota ornitológica para los que leen este blog sentados en el váter.
Nada más empezar un ave muy grande nos sobrevuela seguida de dos córvidos no identificados. A ojo de buen cubero, pienso que se trata de un
aquila chrysaetos.
Otro habitual de las montañas, que también observamos, es el
gyps fulvus. Aparte, vemos también un
corvus corax y durante el descenso por los pinares de la Granja, oímos cantos, trinos y graznidos sin ver nada aparte de una
pica pica poco discreta y un pajarito en unas ramas que podría ser un
parus major o cualquier otra cosa. Desde un punto de vista ornitológico, acabo muy frustrado.
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