Dos días seguidos dando vueltas por el monte, ni yo me lo puedo creer. Tras la hazaña de los inocentes, salgo con mi ex-v en dirección a la Cabrera. El propósito inicial, subir al collado del Alfredo, se ve frustrado rápidamente por falta de conocimiento de la zona. Así que acabamos dando vueltas por las laderas de esta sierra, entre nieblas, soles y lluvias, mientras los gyps fulvus salen de sus nidos y los capreolus capreolus intentan pasar desapercibidos entre las jaras. Al cabo de un rato de viaje a ninguna parte, acabamos en el cementerio de Valdemanco, lo que nos permite localizar el comienzo del PR que recorre la cresta de la sierra y la llegada del tramo del GR10 que nos llevará de vuelta a la Cabrera intentando encontrar los restos de las marcas blancas y rojas que el tiempo borró. En fin, que habrá que volver a buscarle las cosquillas a esta zona, que si no acabamos siempre en los mismos sitios, y ya se sabe que en la variedad está el gusto.
1 comentario:
las piedras y los bichos volanderos han quedado muy bien.
tenemos que repetir
ex-v
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