Una nueva visita al zoo permite desenfundar la cámara y disparar a gusto a los animales. Más gracioso aún que los animales enjaulados y encadenados son las especies oportunistas, como este ejemplar de corvus monedula, que se comen los ganchitos que les sobran a las jirafas. El día en que el papio hamadryas decida que ya está bien de aguantar a idiotas tirando platanitos y que se ríen de su culo rojo, que se preparen, porque les va a dejar el culo igual de rojo.
Al final del periplo zoológico, mi padre en ley descubre un bicho triscando en la maleza. Me acerco e identifico un picus viridis de sexo femenino, ya que tiene la bigotera negra. La susodicha se queda quieta el tiempo suficiente para que le dispare varias veces. Tanto disparo tenía que tener premio, aunque sea un reintegro.
La siguiente foto, tomada un día después en la casa de Campo, es de las que hay que ver al microscopio. Pero aún así, el bicho que está en el centro es un serinus serinus que se ha acercado a refrescarse, que ya ha llegado la calor a Mad y se está mejor a la sombra.
Ya para terminar, al final del paseo vespertino una columba palumbus está tan ocupada triscando que no tiene problema en que se le acerque un señor armado con una cámara y que le dispare foto tras foto hasta saciar su ansia de trofeos pixelados. Ya satisfecho, vuelvo a casa. Otro día, más.
1 comentario:
Estás hecho todo un Deivid Atenborouj!! :D Muy bonitas!
Publicar un comentario