23 de agosto de 2013
El balneario
Huyendo de la canícula y planificando el viaje en dos horas acabamos en un balneario en Navarra. Aunque la media de edad de los huéspedes es algo mayor que la nuestra, llegamos a la conclusión de que cuando antes empecemos a cuidarnos, mejor acabaremos. No sabemos si el agua termal salada es especialmente buena para la salud ni si las picaduras repetidas de mosquitos u otros animales nos harán algún bien. El caso es que, de caminata en caminata, intentamos olvidarnos del calor que hace y, ya de paso, siempre queda tiempo para ver algún bicho que otro, ya sea mamífero, reptil, anfibio, insecto o ave, por las que ya se sabe que siento una especial predilección. Aunque resulta complicada la observación de aves en bosques, gracias a la asistencia inestimable de la Dra. M identificamos un sitta europaea en Bertiz y un phylloscopus ibericus, cerca de Iribas. En el río que rodea el balneario observo por vez primera ejemplares de cinclus cinclus y de motacilla cinerea, esta vez sin foto, porque el pepino se ha quedado en casa que para ir al campo es mejor el pepinillo.
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