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9 de octubre de 2014

Revelado

Una vez que uno ha tirado muchas fotos, llega el momento de adentrarse en el proceloso mundo de la edición. Para ello es necesario hacer las fotos en raw y afanarse con el programa elegido para estirar curvas, cambiar exposiciones, ajustar el balance de blancos, corregir distorsiones y dar la voltereta lateral sujetando con los dientes una cuchara con un huevo. En fin, los passer montanus siguen posándose a tomar el sol en el alféizar de la ventana de mi despacho y siguen vigilando con el rabillo del ojo los movimientos del ser que está tras los cristales. Saco el pepino con sigilo y pillo al passer de medio lado y en crudo. Una vez cocinado, queda así.

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