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12 de enero de 2010

Telefonía móvil para progenitores

La telefonía móvil ha alcanzado un alto grado de penetración en nuestra sociedad. Todo el mundo tiene uno al menos y millones de aparatos obsoletos o pasados de moda se acumulan en los cajones de todos los españoles. Una manera de deshacerse de ellos es regalarlos a personas (o sea, el nene) que desean recuperar aparatos para intentar minimizar la obsesión consumista que afecta particularmente a este mercado.

Las grandes compañías telefónicas (GCT) siguen la perversa práctica de atraer a sus víctimas con deslumbrantes terminales de última generación a precio de ganga. Eso sí, la aturdida víctima debe aceptar ligarse por una cantidad de tiempo determinada a la compañía correspondiente con uno de esos simpáticos contratos de cantidad fija mínima al mes más gastos. Además, bloquean los terminales para que sólo puedan ser usados con tarjetas de esas compañías.

Otra de las trampas saduceas que las GCTs tienden a los incautos que se aproximan a ellas es el programa de puntos. Con el programa de puntos, acumulas y acumulas puntos para poder acceder a nuevos terminales aún más deslumbrantes que tu cojoteléfono que, aunque sólo tiene seis meses, se está quedando un poco desfasado y tus amigos empiezan a mirarte mal y a llamarte cutre.

El recuperador (o carroñero) es ese personaje que vive de los restos de la sociedad de consumo. Deberían ser exterminados ya que no contribuyen a aumentar la demanda interna por lo que, gracias a ellos, aumenta el paro y disminuye el crecimiento del PIB. Consideraciones morales aparte, suelen recibir terminales de los que se descartan cuando llega el momento de canjear los puntos. Si un carroñero tiene móvil, probablemente tendrá contratado el servicio con una compañía de tarifas razonables, muchas de las cuales no ofrecen móviles como cebo.

Si la persona atrapada en las redes de las GCT desea donar su móvil a un carroñero, tendrá que liberarlo primero (o dárselo al carroñero para que lo libere él). La manera más indolora de hacerlo es llamar al teléfono de atención al cliente de la GCT (si es gratis), sortear las preguntas trampas y las ofertas de promociones hasta llegar a un operador humano y solicitarle que nos desbloquee el móvil. Jugarán con tu paciencia hasta que te conecten al departamento de desbloqueos. En ese momento, pedirán el número de IMEI (teclear *#06# o mirar detrás de la batería del teléfono) y el modelo del terminal. Una vez hecho esto, te suministrarán un código alfanumérico que, una vez introducido con el teclado, desbloqueará el teléfono.

En ese momento, un progenitor podrá preguntar a su retoño carroñero:

Progenitor: ¿No me has roto el teléfono?
Retoño carroñero: No, venerable progenitor. Es más, ahora lo puede usar con cualquier compañía.

P:¡¿Cómo que cualquier compañía?! ¡Yo lo quiero usar con la mía!
Rc: Oh, dilecto progenitor, al decir cualquiera, quiero decir que también la suya vale. Su teléfono funciona igual que antes.

P:¿Y cómo lo recargo yo ahora? ¡Desgracia y fatalidad! ¡En buena hora te hice yo caso!
Rc: No se preocupe usted, amado progenitor, lo recargará igual que ha hecho hasta ahora.

P: La verdad es que tienes unas cosas,anda, vete, vete y no estorbes más.
Rc: Así lo haré, beso el suelo que usted pisa.

3 comentarios:

DRMortin dijo...

Podría haber sido peor si además de eso hubiesen comparado tus habilidades tecnológicas, adquiridas tras años de estudio ingenieril, con las del primo "Fulanez" de turno, que ha hecho un módulo de programación de platinellas y a sus 18 añitos se apaña bastante mejor...
Por cierto, tengo una PlayStation I, reserva del 97, que busca carroñero o, en su defecto, cubo de basura.

Anónimo dijo...

todo eso no lo dije yo, aunque puede que lo pensara. besos te quiero tecnológico y ecologico hijo

La terapia dijo...

¿Y cómo estaría la sabana africana sin los incomprendidos buitres? Pues llenita huesos...¡Carroñeros al poder y basta de teléfonos olvidados en el cajón!