
Reúno en casa a unos cuantos
personajes y personajas para festejar que soy más viejo, más sabio y más todo. Empieza a llegar gente y la salita enseguida se desborda. Pronto la cocina, la sala y la terraza están llenas de personas y yo, en el fondo, me alegro. A pesar del estrés, de los derrames y de las comidas por los suelos, no deja de ser divertido organizar saraos. A ver si cunde.
Pero la próxima vez, nada de objetos por favor. Eso sí, el señor alto y familia pueden traer todos los paquetitos de jamón que quieran. Hummm....
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