
Le pido a A que me sugiera ideas para ir en semana santa a
Cazorla y acabamos con un macuto enorme a la espalda subiendo y bajando por torcales, pedreras, carriles y caminos de herradura entre pinos y más pinos y, de vez en cuando, un tejo o una encina. El primer día subimos al Aguilón del Loco y al Pico Cabañas (con su prometedor refugio cerrado a personas no autorizadas) y al día siguiente nos damos una vuelta larga, pasando por Puerto Pinillo, bajando hasta algo por encima del nacimiento del Guadalquivir y volviendo por el collado Angosto para coger el carril que llega hasta la carretera que sube al puerto de Tíscar. Dicho así, no parece mucho, pero salen dos jornadas de casi doce horas de actividad con el mochilón a cuestas: con el saco, el aislante, el infiernillo, la comida, la ropa y la tienda de acá para allá.
Vaya, que si quería conocer Cazorla, aunque sea una esquinita de ná, ya está hecho. Y gracias a A y a sus colegas del Jabalcuz por la compañía de estos dos días.
2 comentarios:
qué pena que fuerais con el tiempo tan justo y no nos pudiéramos ver... Veo que os cundió jeje
bonitas fotos. ex-v
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